Afrodita
Yo
he tenido mil veces en mi mano
la
llave de tu cofre, Pecadora;
la
noche nos ha visto junto al piano
y
allí, lo mismo, nos halló la aurora.
Presa
de un histerismo cortesano,
tu
carne me asediaba turbadora;
tu
amor fue cada día más villano
pero
yo fui más fuerte en cada hora.
Te
perdoné como en su paso errante
perdonó
el Galileo alucinante
la
fiebre de las hembras descarriadas;
hoy,
en mi ser, al escuchar tu nombre,
con
un vaivén de recias marejadas
te
lanza el juez y te desea el hombre.
1918
No hay comentarios:
Publicar un comentario