sábado, 12 de octubre de 2019

ALFONSO CORTÉS





La flor del fruto



En el silencio de las flores se halla
un sacro amor que al porvenir inmuta:
el ser es fin para la propia ruta,
si hay una gracia que perfuma y calla.

La sangre dulce que en la lengua estalla,
al oprimir la carne de una fruta
es la palabra viva y absoluta
en que cada árbol su virtud ensaya.

El hombre es árbol místico y apenas
comprende Espacio y Tiempo si se vierte
en flor de su alma y fruto de sus venas;

porque en su doble esencia inconfundida,
sacan miel las abejas de la Muerte
y perfume las rosas de la vida.


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