El retrato
He
aquí que la primavera de Europa
que
corteja,
Me
ofrece el olor virgen de las tierras
La
sonrisa de las fachadas al sol
Y
la dulzura gris de los techos
En
la dulce Touraine.
No
se sabe aún
De
la obstinación de mi rencor aguzado por el invierno
Ni
de la exigencia de mi negritud imperiosa…
Que
me baste la sonrisa
Que
bosquejan tus labios ansiosos,
Que
se pierde en el sueño marino de tus ojos
¡Y
la salvaje colina de tu cabellera estremeciéndose
Bajo
el viento!
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