Y
primero era el agua:
un
agua ronca,
sin
respirar de peces, sin orillas
que
la apretaran...
Era
el agua primero,
sobre
un mundo naciendo de la mano de Dios...
Era
el agua...
Todavía
la
tierra no asomaba entre las olas,
todavía
la tierra
sólo
era un fango blando y tembloroso...
No
había flor de lunas ni racimos
de
islas... En el vientre
del
agua joven se gestaban continentes...
¡Amanecer
del mundo, despertar
del
mundo!
¡Qué
apagar de fuegos últimos¡
¡Qué
mar en llamas bajo el cielo negro¡
Era
primero el agua.
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