La niña jadeante
Te
llegas junto a mí, toda agitada
como
tras de un divino y largo esfuerzo.
Es
un cansancio alegre el que te inquieta,
como
el cansancio alegre del que alcanza
con
porfiada labor un regocijo.
Tus
labios me sonríen entreabiertos
y
por ellos se escapa el fuerte soplo
de
tu respiración, y cuando luego
tus
labios se reúnen, se dilatan
los
nerviosos y finos agujeros
de
tu nariz.
Con tu cansancio alegre.
con
el ondear de tus redondos senos,
con
el rodar de tus sedosas trenzas,
con
el fuego de vida en que está envuelto
todo
tu ser, pareces, niña ingenua,
una
bacante de vestir moderno.
Seductora
inconsciente, encantadora
que
ignoras, castamente, los efectos
de
tus vivos encantos, tus pupilas
miran
con limpidez, sin ver que dentro
de
las mías se yergue amenazante
una
hambrienta manada de deseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario