lunes, 19 de octubre de 2020

MANUEL MAGALLANES

  


 

La niña jadeante

 



Te llegas junto a mí, toda agitada

como tras de un divino y largo esfuerzo.

 

Es un cansancio alegre el que te inquieta,

como el cansancio alegre del que alcanza

con porfiada labor un regocijo.

 

Tus labios me sonríen entreabiertos

y por ellos se escapa el fuerte soplo

de tu respiración, y cuando luego

tus labios se reúnen, se dilatan

los nerviosos y finos agujeros

de tu nariz.

 

                      Con tu cansancio alegre.

con el ondear de tus redondos senos,

con el rodar de tus sedosas trenzas,

con el fuego de vida en que está envuelto

todo tu ser, pareces, niña ingenua,

una bacante de vestir moderno.

 

Seductora inconsciente, encantadora

que ignoras, castamente, los efectos

de tus vivos encantos, tus pupilas

miran con limpidez, sin ver que dentro

de las mías se yergue amenazante

una hambrienta manada de deseos.

 

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