Mujeres de Argel en su casa
(Delacroix-Óleo-1834)
Por los
remotos caminos del desierto
Vendrían
sus sueños
A
poblarles el silencio embriagado de sándalo y de incienso.
—Tal
vez, la dulce rosa no dormía en la oreja
Sino
que amasaba un gusano largo y verde—
La
sombra de las miradas ha ido acariciando el tiempo
Y lo
han llenado de un polvo aterciopelado
Asfixiante
y eterno.
Ellas
cerraron sus puertas y se quedaron
En su
tumba de quietud
Repugnante
Y
muerta.
De: “Retorno”
No hay comentarios:
Publicar un comentario