Ventana
Corazón
a la bolina,
contra
la racha de afuera,
corazón
de voz marina.
El
peligro de la muerte
tiende
su rabo amarillo
frente
a los ojos sin brillo
que
renunciaron a verte.
En
la sombra se suplicia
el
corazón que va y viene
entre
la vida que tiene
y
el tormento que codicia.
Se
ha casado en la ventana
con
el gallo jerezano
la
corneta de la diana.
Echa
a volar su denuedo
por
el negro calabozo
la
voz del preso gozoso
que
se va a morir sin miedo.
Se
ha casado en la ventana
con
el canto del turpial
la
estrella de la mañana.
Revienen
hasta el pedazo
de
vida sobreviviente,
la
luz con la vista al frente,
la
fe con el arma al brazo.
Y
la voz del prisionero,
vuelta
a los cielos, reclama
su
cruz, su poste y su llama,
para
quemarse el primero;
pero
en la calma rebota,
venido,
no sé de dónde,
tu
nombre de copa rota,
y
en la ventana tupida
por
el encaje de hierro,
asoma
su cara el perro
del
corazón que no olvida.
Y
al punto en que Amor profana
la
virtud de mi clausura,
el
deber sin curvatura
sale
a cerrar la ventana.
Marzo, 23-1929
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