jueves, 1 de agosto de 2019

ARTURO CAPDEVILA


  


Córdoba de las campanas



Eran unas dulces
claras notas finas.
Eran las campanas
de las Catalinas

Eran un canto alado
como de promesa.
Eran las campanas
de Santa Teresa

Eran una voz
diciendo un distinto.
Eran las campanas
de Santo Domingo

Eran una voz mansa
llamando al aprisco.
Llamaban a misa
las de San Francisco

Eran unas voces
de amor hecho sed.
A misa llamaban
las de la Merced
Eran una voz llena
diciendo María.
Eran las campanas
de la Compañía

Eran unas notas
de bronce y cristal.
Con altos acentos
ahuyentando el mal

O Gloria diciendo
con el claro metal.
¡Eran las campanas
de la Catedral!

Serán como risas
cuando ríen dos,
repiques del Huerto
y del Niño Dios.


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