domingo, 1 de diciembre de 2024

MIHAÏ BENIUC

 

 


Canción de amor

 

 

Ven, canción de amor,

desde el corazón de los elementos

sobre el ala de la tormenta

con el aullido de la tempestad,

 ven desde los abismos de la noche,

a caballo sobre los torbellinos

con el hervor de las aguas profundas,

 que te llevan los pastores del aire

en tropeles de estrellas

 ladradas por el trueno.

Ven, torbellino de fantasmas,

carro de nubes

fustigado por el relámpago

roto sobre el espinazo

de las tinieblas.

Ven, toro del crepúsculo

 rasgado por el diente de la luna,

hoz surgida de las encías del celo.

Ven,

conmoción de la aurora

con la aureola del sol sobre la cabeza,

despierta

al nenúfar del lago,

la tórtola en el nido,

la voz de la fábrica en su pecho de metal,

el niño en los brazos del sueño,

 desliga a los borrachos de las heces del vino,

las enamoradas de los enlazamientos de la carne,

las abejas

del calor del panal.

Ven sobre mil senderos,

nieves fundidas,

lluvias mezcladas de sol,

hierbas invasoras, esplendor de los campos,

hojas caídas,

racimos vendimiados, aplastados en el lagar,

balbuceo del mosto en los toneles,

y cristalízate de un golpe

en tres palabras

murmuradas por el hombre al oído de la amada,

envueltas en el beso,

apenas comprendidas,

frágiles y cálidas:

Estoy cerca de ti.

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