jueves, 16 de octubre de 2014

MIGUEL ARTECHE SALINAS



Relación de medianoche

 

Si entras a esa casa, a medianoche,
Si entras en ese mundo,
Y sigiloso y en puntillas dejas
Quietas las manos, con cuidado
No respiras, y si los ojos fijas
En una hoja de papel en blanco
Por algunas semanas, y luego te desprendes,
Aunque es difícil, de tu cuerpo,
O si lo dejas en los años que te quedan
Por vivir, y nadie hay en la casa,
Y nadie hay en el mundo de la casa:

Verás que el cigarrillo enciende al fumador,
Y el vino se bebe al embriagado,
Y el libro lee a su lector,
Y la chaqueta se viste de su dueño,
Y el pan engulle a sus hambrientos, y el espejo
Se mira en el azogue de la dama,
Y de improviso se enciende una pared,
Y asoma una cabeza, y la saludas,
O muy de súbito sale de tus hombros
El niño que serías, y lo besas,
O una mano en el aire arroja de improviso
Abejas de oro sobre tu cabeza,
O ves llegar la madrugada
Y te duermes
En otra casa, y en el sueño tratas
De buscar lo que has perdido:
Ese mundo real que ya no tienes,
Porque entraste en el mundo de los ojos irreales.

Salvo que entraras de nuevo en esa casa...

 

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