miércoles, 22 de octubre de 2014

RUBÉN DARÍO


 
A Reynaldo de Rafael.

 
 
Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,
Virgen como la nieve y honda como la mar;
Su espíritu es la hostia de mi amorosa misa,
Y alzo al son de una dulce lira crepuscular.

Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
En ella hay la sagrada frecuencia del altar;
Su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa,
Sus labios son los únicos labios para besar.

Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
Apoyada en mi brazo como convaleciente,
Me mirará asombrada con íntimo pavor;

A enamorada esfinge quedará estupefacta,
Apagaré la llama de la vestal intacta,
¡Y la faunesa antigua me rugirá de amor!

 

 

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