Abrazadas a la cruz
Caminemos
para el cielo,
monjas
del Carmelo.
Abracemos
bien la Cruz
y
sigamos a Jesús,
que
es nuestro camino y luz,
lleno
de todo consuelo,
monjas
del Carmelo.
Si
guardáis más que los ojos
la
profesión de tres votos,
libraros
de mil enojos,
de
tristeza y desconsuelo,
monjas
del Carmelo.
Al
voto de la obediencia,
aunque
es de muy alta ciencia,
jamás
se le hace ofensa
sino
cuando hay resistencia.
De
ésta os libre Dios del cielo,
monjas
del Carmelo.
El
voto de castidad
con
gran cuidado guardad.
A
solo Dios desead,
y
en El mismo os encerrad,
sin
mirar cosa del suelo,
monjas
del Carmelo.
El
que llaman de pobreza,
si
se guarda con pureza,
está
lleno de riqueza
y
abre las puertas del cielo,
monjas
del Carmelo.
Y
si bien así lo hacemos,
los
contrarios venceremos
y
a la fin descansaremos
con
el que hizo tierra y cielo,
monjas
del Carmelo.
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