Llueve
otra vez
Llueve
otra vez detrás de mis frontales.
Entre
oreja y oreja nubes bajas,
oscuras
como cajas,
se
disfrazan de fieros animales.
Una
mujer he visto cuatro veces
con
los ojos comunes de nosotros.
Cuatro
mil con los otros:
con
los de padecer horas y meses.
Llueve
otra vez
donde
no hay más conmigo
que
fieros animales,
que
tiernos enemigos.
Llueve
otra vez
detrás
de mis frontales.
Oh,
campo sin abrigo.
Oh,
calle sin portales.
Llueve
tan bien, que el fin de la semana
en
vez de ser domingo en mi cabeza,
es
sólo la tristeza
helándome
el cerebro y la mañana.
Una
mujer que nunca me provoca
me
ha condenado a lluvias sin motivo
y
desde entonces vivo
ahogado
en el deseo de su boca.
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