viernes, 16 de julio de 2021

EDMUNDO KAZALL

 


 

Belleza en tu tristeza.

 

 

Ayer que te miré ceñida

a los secretos de tu pensamiento,

sobre ti misma vencida

la luz serena de tus ojos,

no me importó contemplarte

largo rato en silencio,

si hablaban por si solos,

tus dulces labios rojos.

 

Con tanta gracia,

se deshojaban tus pensamientos.

Y al instante

Fueron náufragos en tu rostro.

Y en el navío de tu ira intermitente,

Fueron ahogados

Por tu sentimiento en lo más hondo.

 

Pocas palabras

se mecían en tus labios melancólicos,

sin que yo les forzara a salir.

Y aunque los prefería callados,

Porque eran para mí, así, edénicos.

Decidí saber cuánta tristeza aprisionaban

y cuanta pasión guardaban para mí.

 

Y acompañe luego

tus incontrolables ganas de mirar

las estrellas de otros dueños.

Y al contemplar vacío,

el espacio en que se hallaba la tuya,

te invadió la nostalgia,

que sintió vergüenza luego,

cuando al crepúsculo,

saboreó tu renuncia.

 

De esto, hace apenas algunas horas.

Ves, como te saluda

esta mañana iluminada y bella.

Deja que mis manos

con propiedad te conduzcan,

para contemplar por siempre,

ese imponente sol, que es nuestra estrella.

 

 

 

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