jueves, 7 de abril de 2016

FRANCISCO GRANIZO RIBADENEIRA

  


Méteme, Dios, en la celada celda



Insaciable, celoso,
muerde la entraña, Dios
bebe, mi pozo
olvidado y profundo, te estremezca
la vasta sed de gozo.

Reclúyeme, Señor,
cuida el postigo,
suelta el lebrel furioso de tu amor
y quédate conmigo.



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