Méteme,
Dios, en la celada celda
Insaciable,
celoso,
muerde
la entraña, Dios
bebe,
mi pozo
olvidado
y profundo, te estremezca
la
vasta sed de gozo.
Reclúyeme,
Señor,
cuida
el postigo,
suelta
el lebrel furioso de tu amor
y
quédate conmigo.
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