miércoles, 18 de diciembre de 2019

LÉOPOLD SÉDAR SENGHOR





Canto de sombra



El águila blanca de los mares, el águila del Templo me
raptó más allá del continente.
Me despierto, me interrogo, como el niño en los brazos
de Kouss que tu llamas Pan.
Es el grito salvaje del sol levante que hace estremecer
la tierra
Tu cabeza desnuda, nobleza de la piedra, tu cabeza debajo
de los montes, el León debajo de los animales del establo
Cabeza de pie, que me horada con sus ojos agudos.
Y renazco de la tierra que fue mi madre.

He aquí el Templo y el Espacio, entre nosotros precipicio
y altitud
Como tu orgullo que se yergue, porta-nieve, antaño de calor
humano
—En él desaparezco, labrador recostado en la embriaguez
de la cosecha madura.
Me escabullo a lo largo de tus paredes, rostro escarpado.
El mejor montañista está perdido. Ve la sangre de mis
manos y mis rodillas
Como una libación de sangre de mi orgullo antagonista,
diosa con rostro de máscara.

¿Habré de desatar las tempestades de todas las cavernas
mágicas del desierto?
¿Juntar las arenas de las cuatro esquinas del cielo vacío,
con un fervor inmenso de saltamontes?
¿Y después en un silencio inmemorial, el trabajo del frío
apocalíptico?
Se deslizan ya tus palabras confusas de mujer, como
lamentos de una dichosa miseria, no se sabe;
Y las piedras, brusca y débil caída, van a tomar el
estrépito de las cataratas.
Toda victoria dura el instante del batir de una pestaña
que proclama el irreparable duplicamiento.
Tú fuiste africana en mi memoria antigua, como yo,
como las nieves de los Atlas.
Manes o manes de mis Padres,
Contemplad su frente cubierta y el candor de su boca
adornada de palomas sin mácula,
Comparad su belleza y la de sus hijas.
Sus párpados como el crepúsculo veloz y sus ojos vastos
que se llenan de noche.
Sí, es Clara, la abuela negra, de los ojos violetas
bajo sus párpados de noche.
"Mi amada, bajo la sombra de los taparrabos azules
Las estrellas deshojan las flores de algodón de sus cápsulas
reventadas.
El Señor de la maleza eres tú que has hecho callar la rebelión de los sonidos sordos.
¡Mirad! la niebla dulcemente se escurre en claras
gotitas de leche fresca."
Escucha mi voz singular que te canta en la sombra
Este canto constelado del estallido de los cometas cantores
Yo te canto este canto de sombra con voz nueva
Con la voz vieja de la juventud de los mundos.


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