viernes, 28 de julio de 2017

MARILINA RÉBORA







Resultará forzoso el cruel alejamiento
Y habrá que decidirse, como lo inevitable,
Lo mismo que aceptamos la violencia del viento,
El rugido del mar o el tiempo inexorable.

Habrá que tener ánimo en el fatal momento
Para abdicar de todo lo que nos fue agradable,
Y saber resignarnos en el recogimiento
Con el gesto tranquilo ante lo inapelable.

Los ojos en el cielo, frente al azul del día,
Serán dulce consuelo las venturas de otrora
-El hogar de la infancia, juventud, poesía-,
Y al alumbrar la luna, al filo de la sombra,
Tendré la paz ansiada, y llegará la hora
En que cerca de Dios, tan sólo a Dios se nombra.



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